Después de la salida de DOOM 2, ID Software dejo con la expectativa a los fans de DOOM durante largos años. Todo cambio en el E3 de 2002, donde ID nos mostró al fin, su nuevo hijo, el hermano menor del juego del 93'... DOOM 3.

Después de aquello, nos hicieron esperar 2 años, para que, en 2004, la tan esperada nueva entrega de la saga nos envolviera con su halo de oscuridad, suspenso y muerte. Porque si, DOOM 3 se diferencia de sus predecesores al tratarse de un juego enfocado en el terror (obvio, sin olvidarse de la acción característica de la saga), por lo que los ambientes oscuros, los sonidos tétricos y el ambiente sofocante de la UAC nos acompañaran por toda la aventura.
Ya en el principio podemos presenciar lo que tenemos en frente, un juego con una calidad gráfica asombrosa y un combo de iluminación/sombras que fueron la delicia de nosotros los jugadores por allá en el lejano 2004 (un año bastante fructífero para el FPS, ha decir verdad), y aunque los personajes se ven algo plasticosos, nos acostumbraremos más temprano que tarde, asi que no es algo que destruya la experiencia, ni un poco. Volviendo al apartado gráfico, las texturas son de una calidad altísima, con una resolución muy superior a juegos anteriores y posteriores (véase Half Life 2, que se veía bien, pero al final del día, relucían el agua y las físicas). Las expresiones faciales son buenas, aunque podrían ser mejores. El sistema de iluminación fue toda una innovación para la época: algo tan potente no podía ser posible. Y de hecho, solo las computadoras con memoria de vídeo de 500MB podían controlar a esta bestia en ajustes Ultra (ahora puede sonar mundano, pero tengamos en cuenta que los Pentium eran top de lo top). DOOM 3 posee un sistema de físicas avanzadísimo sin necesidad de un motor externo, pero lastimosamente, fue opacado por Half Life 2, el cual, recordemos, dependía de Havok para su ''innovador sistema de físicas''.